viernes, 31 de mayo de 2013

Educar a tolerar la frustración desde pequeños


Para poder marcarnos el cometido de educar a nuestros hijos/as o alumnos/as a tolerar la frustración, necesitamos  entender primero algunos aspectos fundamentales como: qué es la frustración, cómo reconocer esta emoción o cuáles son las características de las personas con alta y baja tolerancia a la frustración. Vemos estos contenidos en los siguientes enlaces:

3. Orientaciones para educar a tolerar la frustración desde pequeños. (Próximamente)

jueves, 30 de mayo de 2013

Educar a tolerar la frustración desde pequeños (Parte 1)


¿Cómo definimos la frustración?

La frustración es una vivencia emocional o sentimiento desagradable que aparece cuando un deseo, ilusión, proyecto o necesidad no pueden ser cumplidas o no se pueden satisfacer. Ante este hecho que nos provoca frustración, cada persona vive la experiencia de un modo concreto, y respondemos de diferentes maneras y con diferentes intensidades: enfadándonos, entristeciéndonos, asustándonos, amedrentándonos etc.

Por su parte, la tolerancia se relaciona con la capacidad de respetar, aguantar y/o soportar con paciencia y respeto algo que no compartimos o entendemos.

Por tanto, podríamos describir la tolerancia a la frustración como la capacidad de enfrentar situaciones adversas y altamente frustrantes y ser capaz de asumirlas y resolverlas. Aunque puede parecer fácil, no lo es.


La tolerancia a la frustración en los niños

En los niños más pequeños, el hecho de no tolerar ni una demora en la satisfacción de sus deseos es un comportamiento normal. Esto no resulta extraño si tenemos en cuenta que los deseos de los bebés están relacionados con las necesidades fisiológicas básicas como alimentarse o dormir. A esta edad es muy importante que tales deseos se satisfagan de inmediato, porque esto les proporciona una sensación de seguridad y estabilidad que es muy importante para su desarrollo emocional. 
 Sin embargo, a medida de los niños van creciendo se van dando cuenta que sus deseos no siempre pueden ser satisfechos de inmediato y en estos momentos es cuando van a aprender o no, a tolerar y aceptar cierta molestia o demora en la realización de sus deseos como algo inevitable. Tales aprendizajes en los niños van a estar directamente relacionados con las pautas educativas que utilicen sus padres para educar la tolerancia a la frustración. Por tanto, educar a los hijos a manejar las frustraciones es fundamental para su desarrollo posterior.

Desde la primera infancia el niño empieza a experimentar algunas situaciones que tienen que aprender a tolerar, como conformarse con un juguete diferente al que desean, o no conseguir el juguete en el momento que lo quieren, no tener la comida que ellos prefieren, no ir a jugar con otros niños en un momento determinado o no lograr que los demás hagan lo que desean en el momento que ellos desean, entre otros.
Estos niños que no toleran o aceptan que sus deseos no sean satisfechos de inmediato pueden expresarlo de diferentes maneras en función de su edad:  llorar, gritar, patalear, romper o/y tirar cosas, orinarse encima, tirarse al suelo, pegar a otros o a ellos mismos, cuando son más pequeños, o enfadarse o encolerizarse continuamente, quejarse en exceso, mostrar mal humor constante, discutir por cualquier revés, abandonar actividades rápidamente cuando no consiguen éxito, etc., cuando son mas mayores. Ante estas situaciones, los padres deben evitar satisfacer continuamente sus deseos por temor a un enfado, porque desean evitarles este sentimiento (como veremos en el apartado de orientaciones educativas). Lo único que lograrán es que sus hijos no experimenten la frustración y no estén preparados para afrontar situaciones estresantes. Sin embargo, si los niños aprenden a controlar la frustración serán capaces de postergar la satisfacción de los deseos, de esperar, de respetar los turnos, de sobreponerse cuando algo no les sale bien sin reaccionar impulsivamente…etc.


Continúe leyendo sobre las características de la alta y baja tolerancia en la adultez…..

miércoles, 29 de mayo de 2013

Educar a tolerar la frustración desde pequeños (Parte 2)

“No tolero la frustración”: Consecuencias de la baja tolerancia a la frustración en la madurez

Cuando los niños no han aprendido a tolerar sus frustraciones tienden a convertirse en adultos que, en mayor o menor medida, consideran que sus propias necesidades están por encima de cualquier cosa o persona, a veces incluso por encima de leyes y normas sociales. No soportan que las cosas no salgan como ellos quieren, cometer un error es algo terrible, fracasar inadmisible, que llueva durante un día de acampada es una injusticia que no debería suceder nunca, ser rechazado, no conseguir el trabajo deseado, no lograr un ascenso, que los demás no se comporten del modo apropiado etc. Todas esas cosas que a las personas con adecuada tolerancia a la frustración les resultan simplemente molestas, inconvenientes o desagradables, para ellos son como verdaderas catástrofes. Con frecuencia se sienten de mal humor, agitados, ansiosos, tristes, resentidos, humillados o enfadados con el mundo que debería estar ahí para satisfacer todos sus deseos. Se sienten víctimas, se quejan continuamente, culpan a los demás y al mundo.
En el adulto, las frustraciones más vivamente sentidas suelen ser de orden afectivo: decepciones sentimentales, pérdida de un ser querido, pero también pueden afectarle frustraciones de situaciones que ocurren con normalidad: vecinos ruidosos que perturban la paz de su domicilio, compañeros de trabajo que obtienen ventajas que a él se le niegan, un pequeño arañazo en el coche puede convertirse en una calamidad, que el fontanero no llegue a la hora que dijo algo inadmisible, una diferencia de opiniones con otra persona un ataque, o cualquier otro ejemplo de la vida cotidiana.

Cada persona posee un grado diferente de tolerancia a la frustración. De la misma manera no todas las personas resuelven las frustraciones con la misma facilidad, algunas tendrán más recursos para enfrentarlas y otras menos. Sin embargo, no existe un blanco o un negro, sino un continuo que va de la baja a la alta tolerancia.

Las personas con baja tolerancia se enfadan o se ponen tristes ante el más mínimo deseo insatisfecho u objetivo no logrado. Les supone un gran esfuerzo superar esa situación y se sienten desmotivadas para volver a intentarlo o ante circunstancias parecidas

Estas personas han ido desarrollando una serie de creencias erróneas que les hacen ver el mundo de este modo y que condicionan toda su visión:

- Creen que tienen que obtener todo lo que quieren y para ello exigen, ordenan e insisten para que se satisfagan sus deseos a toda costa. (Es normal, teniendo en cuenta que desde la niñez se les ha enseñado que son merecedores de todo con sólo pedirlo..).

- Creen que es necesario que la vida sea siempre fácil y cómoda. (De esta manera, al creer que la vida debe ser fácil y placentera abandona sus proyectos personales o ciertas situaciones por no saber cómo conducirse sin angustiarse, por ejemplo).

- Creen que cualquier dificultad, demora, fracaso, etc. es demasiado horrible para soportarla.

- Confunden sus deseos con sus necesidades.

Otras creencias frecuentes son que “si uno se esfuerza mucho todo es posible para cualquiera y todo lo que deseas lo lograrás” o que “si uno es fuerte y complace al otro, el otro no me frustrará”. Sin embargo, lo cierto es que las frustraciones forman parte de la vida como también lo forman el placer o la satisfacción. Visto así, puede que lo más importante para crecer sea aprender a aceptar la vida con sus propias potencialidades y límites. Aunque esto último siempre será más liviano cuando contamos con las herramientas y recursos adecuados para afrontarlos.

Es por todo ello, que aunque la frustración es parte de la vida, se aprende y por eso es tan importante educar a tolerarla.


Características de las personas con alta tolerancia a la frustración

Las personas con alta tolerancia a la frustración son personas con un gran equilibrio y fortaleza ante situaciones adversas. Son capaces de postergar la satisfacción de los deseos, de esperar y de sobreponerse cuando cualquier situación no ocurre como ellos esperan. Para estas personas la vida es vivida de forma más agradable y con menos estrés. Son capaces de ver las oportunidades que ofrecen los reverses y problemas de la vida y a la vez tienen más recursos y probabilidades para resolverlos. No intentan escapar de situaciones difícil para no sentir el dolor y aceptan con más facilidad el sufrimiento y la incomodidad o el fracaso, mientras que no dejan que ello les perturbe excesivamente. Saben responder adecuadamente a los contratiempos e imprevistos y mantienen la calma para pensar mejor en tales situaciones y poder encontrar las soluciones más adecuadas en vez de huir, quejarse, lamentarse, armar un escándalo o hacer desaparecer el problema.

Continue leyendo "Orientaciones para educar a tolerar la frustración"

martes, 28 de mayo de 2013

Inteligencia Emocional


La inteligencia emocional consiste en la capacidad de saber gestionar nuestras emociones (mediante su autoconocimiento, autocontrol emocional y el manejo de la motivación), y también las de otros mediante habilidades sociales y la empatía (ponerse en el lugar de otra persona sin llegar a identificarse emocionalmente con ella).

A continuación desarrollaremos en mayor extensión diferentes aspectos relacionados con la Inteligencia emocional:

1. ¿Qué es la inteligencia emocional?

2. Componentes de la inteligencia emocional.

3. Orientaciones básicas para educar en inteligencia emocional