martes, 14 de mayo de 2013

¿Cómo motivar? ¿Cómo motivarnos? (Parte 6)

6. Ejemplo. "Objetivo: quiero que mis alumnos estudien más"


Debemos empezar por actuar sobre los tres ingredientes de la ecuación motivacional, utilizando los 8 recursos educativos.

Primera etapa. Aumentar el deseo. En general, estudiar es una actividad poco atractiva. Sólo deja de serlo cuando el tema interesa mucho, y entonces deja de parecer «estudio». Para encontrar una energía vivificadora debemos apelar a los tres grandes deseos. Empezaré por el primero: el deseo de bienestar. Lo más sencillo es utilizar los premios (recurso 1) y los castigos (recurso 2); es el procedimiento más habitual. Premio con buenas notas el estudio, y castigo con malas notas (y sus secuelas) la falta de esfuerzo. Es más eficaz el primero, porque tratamos de estimular una conducta. El deseo de reconocimiento y vinculación social funciona como un premio. El buen alumno es aceptado y elogiado por la familia y por la escuela. Nos conviene explorar el tercer deseo: el aumento de nuestras posibilidades vitales. Aprender es una de ellas. ¿Cómo fomentarla? Centrándose en que cada alumno sienta la experiencia de aprender, de avanzar en el conocimiento. Todos queremos sentir que progresamos, que somos capaces, competentes, valiosos.

Segunda etapa. Aumentar el valor, el incentivo o atractivo de la meta. ¿Cómo puedo conseguir que ese deseo de saber despertado se dirija, precisamente, al estudio de los artrópodos, de la guerra de los treinta años o de las ecuaciones de segundo grado? Haciendo un buen marketing. Lo diré en términos muy groseros: un profesor tiene que vender su producto al alumno. No es verdad que el buen paño en el arca se venda. Tiene que saber presentar el objetivo como interesante y útil (recursos 4 y 6), debe contagiar su entusiasmo (recurso 5). Para ello, por supuesto, el profesor ha de estar convencido de que lo que hace estudiar es verdaderamente valioso, interesante y útil. El razonamiento (recurso 6) debe servirle para hacerlo.

Tercera etapa. Los facilitadores. Conviene averiguar si hay algún obstáculo que dificulte el aprendizaje (recurso 8), y también convencer al alumno de que es capaz (recurso 4), proporcionarle un modelo que facilite la realización (recurso 3) y fomentar el hábito (recurso 7) mediante premios (recurso 1).
Fuente: “Los secretos de la motivación” Jose Antonio Marina.